La Real ganó por la mínima ante un Rosenborg que hizo todo lo posible para hacerse con la victoria. Los de Eusebio lucharon pese a no acertar, pero después de muchos intentos, llegó el merecido gol y así el merecido pase a los dieciseisavos.
Se cumplió en Noruega lo que se planteó en Donostia anteriormente. A la Real le valía un punto para clasificarse, pero quería ganar para disputar al Zenit la primera plaza del grupo. Se ganó, y ahora espera ganar al Zenit en casa. Partido por todo lo alto que le esperan a los donostiarras en Anoeta dentro de dos semanas.
La Real fue el equipo que mejor encaró este partido europeo, pero a la medida que pasaban los minutos, el juego se fue apagando, siendo el frío u otro aspecto que perjudicaría a los vascos.
Es de destacar la labor que realizó el lateral izquierdo Meling. La mayoría de las jugadas de los donostiarras eran realizadas por su banda, pero, él, confiado, no se achantaba e iba sin problemas a cortar las jugadas de Odriozola y Xabi Prieto. Meling fue uno de los culpables para que la Real, con el paso de los minutos, fuera menos regular.
Pese al buen inicio, no llegaban ciertamente con peligro. Fueron dos las veces en las que avisó ‘de verdad’ el equipo de Eusebio. La primera fue cuando Juanmi intentó batir al meta local con un disparo desde dentro del área. La segunda, en cambio, también fue con un chut, pero siendo la jugada a balón parado. Canales intentó probar fortuna con su magnífica zurda. Sin embargo, su disparo se marchó arriba no muy desviado.
El Rosenborg aprovechaba que el ritmo de los vascos cada vez era más bajo para que fuera protagonista en la primera mitad. Al filo del descanso, Adegbenro intentó sorprender a Rulli con un disparo raso y fuerte después de que los noruegos salieran a la contra aprovechando los huecos que dejaron los dos laterales de la Real. Previamente, en la banda opuesta, Levi se benefició del desajuste defensivo de Iñigo, permitiéndole chutar a puerta con toda la tranquilidad del mundo. Su fortísimo disparo hizo que Rulli volara, pero sin tener que interrumpir en la jugada.
La insistencia premió a la Real
En la segunda parte, especialmente en el inicio, parecía que el Rosenborg iba a meterse atrás a la espera de la Real. Los noruegos permitían a los donostiarras avanzar a la zona de tres cuartos del campo sin problemas, sin presión alguna. Una vez ahí, la Real intentaba disparar en todo momento, pero la zaga los taponaba en todo momento.
Tras tantos intentos, el premio estuvo cerca hasta en dos momentos. Primero Willian José, desde la frontal, probó con un disparo lejano y fuerte. Hansen llegó a despejar el disparo raso. Y pocos segundos después, De la Bella colgó un balón al área y Vela apareció en el primer palo para rematar con la plancha. Nuevamente Hansen, estuvo ejecutó sus reflejos para que el balón no se introdujera en la portería.
Pero la fiesta llegó tras cumplir los 90 minutos de juego. Jon Bautista, que entró para jugar el último cuarto de hora, condujo el balón hasta el área rival para después chutar con la zurda. De nuevo Hansen, evitó el gol, pero Oyarzabal se metió hasta la cocina para aprovechar el rechace y marcar el primer gol de la noche. El gol fue celebrado ante sus aficionados, que varios de ellos tuvieron diversos problemas para llegar a la localidad noruega, y después, combatir estas altas temperaturas. Plenamente merecido.
Con sufrimiento hasta el final, la Real Sociedad ganó al Rosenborg, logró el pase matemático a los dieciseisavos de final y está con opciones de ser primero de grupo. Le esperará en Anoeta a un Zenit que tampoco quiere pasar la oportunidad de terminar la fase líder.