Es una carne jugosa, sabrosa, económica y se come con las manos. Las costillas de cerdo son un alimento que se puede preparar de muchas maneras para lograr multitud de matices y texturas. Con el objetivo de apreciar todo lo que tienen que ofrecer, repasamos las distintas técnicas que existen para cocinar las costillas. Elaboraciones que puede realizar prácticamente cualquier persona, independientemente de sus conocimientos culinarios, y lograr un buen resultado. Para, literalmente, chuparse los dedos y poder disfrutar de ellas desde la comodidad de casa.
Al horno
Esta es la receta con costillas de cerdo más común y sencilla de preparar. Básicamente solo hay que comprar las piezas de carne y tener un horno en el que cocinarlas. Una manera básica y efectiva sería untarles un poco de aceite de oliva y salpimentarlas, para después introducirlas en el horno a 180 grados y mantenerlas entre hora y hora y media hasta que alcancen el punto deseado. Todo ello mientras se les da la vuelta ocasionalmente. No obstante, esta es solo la base de una receta que puede ir más allá e incorporar diferentes salsas y marinados para que el costillar gane mucho más sabor:
- Con salsa barbacoa. Son todo un clásico, especialmente en Estados Unidos. En una bolsa o recipiente hermético se colocan las costillas y una buena salsa barbacoa -comprada o preparada de manera casera- que las marine durante al menos 8 horas. Tras esto toca hornearlas.
- Con miel. El toque dulce de esta receta les ofrece un punto muy interesante que hará que todos los comensales se deshagan en halagos. Basta con elaborar una salsa con cuatro cucharadas de miel y medio vaso de agua -también se puede emplear caldo de pollo-, que se unta sobre las costillas con un pincel cada media hora durante el horneado.
- A la Coca-Cola. Sencilla, dulce y crujiente son los adjetivos que definen esta receta. Solo hay que emplear kétchup y un refresco de cola para lograr ese increíble sabor. Primero se unta la salsa y después se vierte la bebida por encima. Posteriormente se hornean y cada veinte minutos se riegan con el jugo resultante que quede en la bandeja del horno. Cuando falten 10 minutos para que finalice el proceso, se enciende el grill para que se calienten a mayor potencia y queden crujientes.
Guisadas
Cocinar las costillas en un guiso es una manera de compartir el intenso sabor de la carne con el caldo, las verduras y las patatas que la acompañan. Además, esta técnica hace que se ablanden por sí solas y que la carne quede tan tierna como paradeshacerse en la boca. Para hacer el guiso solo hay que dorarlas en la sartén, añadirlas a un sofrito con las verduras y las especias que cada uno desee y, posteriormente, cubrirlas con agua o caldo para cocerlas a fuego medio unos 40 minutos.
Fritas
Freír las costillas es una de las maneras más rápidas de prepararlas, sobre todo cuando no tienes el tiempo suficiente para llevar a cabo el resto de elaboraciones. Basta con separar cada pieza de manera individual para que todas entren en la sartén. Se pueden adobar previamente o añadir dientes de ajo y orégano junto a la carne para que consigan un gusto mucho más especial. El aceite no tiene que cubrirlas completamente, sino abarcar al menos la mitad de las mismas. Es fundamental darles la vuelta cuando ya se hayan hecho por un lado. Además, si se tapan con papel de aluminio, los jugos grasientos de las mismas contribuirán al cocinado.
A la plancha
Sí, para sorpresa de muchas personas, la plancha es una opción válida para preparar costillas de manera rápida, sabrosa y saludable, pues se utiliza mucho menos aceite que en el resto de propuestas. Solo hay que colocarlas a temperatura media y taparlas con papel de aluminio para que se mantenga el calor y se cocinen por dentro, al mismo tiempo que se mezclan con los jugos que ellas mismas liberan. Cuando ya han alcanzado el punto por un lado, se destapa el papel, se les da la vuelta y se vuelven a tapar para que continúen cocinándose adecuadamente. Por supuesto, la carne se puede marinar previamente o untar por encima un majado de ajo, romero, tomillo, aceite y vino.
Como hemos podido comprobar, son muchas las técnicas con las que se pueden cocinar las costillas. El factor diferencial es el resto de ingredientes que las acompañan durante el proceso. Un aspecto en el que prácticamente no hay límites. Se pueden seguir recetas conocidas como las aquí citadas o apostar por las elaboraciones que cada persona desee. Las costillas siempre se prestan a ello.