Continúa la Liga Santander y con las jornadas que van pasando resulta habitual observar como jugadores experimentados y nuevos van adquriendo ritmo en un torneo que reúne a los mejores futbolistas del territorio, en un año en la que igualdad es la tónica en la competición. Siempre será de gran halago el observar como jugadores como Leo Messi, Sergio Ramos, Diego Godín, Ever Banega, Dani Parejo o Stuani entre muchos otros continúan rinidiendo al nivel habitual que se les conoce, así como novatos tales a Junior Firpo, Ousmane Dembele, Marcos Llorente o Santiago Arias, quienes se van acoplando a una competición que espera recibir lo mejor de estos nuevos pasajeros.
Ahora bien, entre esa gran cantidad de futbolistas que hacen vida en la Liga, siempre habrá unos más experimentados que, si bien no tienden a rendir al cien por cien en todos los encuentros sí que han podido mantenerse en la máxima categoría con sus equipos de referencia, manteniendo un legado que debe ser respetado tanto por la afición del conjunto donde ofrecen sus servicios, así como la de los rivales que, por su trabajo, merecen ser recibidos con elogios.
Este es el caso del futbolista nacido en San Sebastián, Aritz Aduriz. El jugador vasco que ya está en los últimos años de su carrera en su equipo del alma, como es el Athletic de Bilbao, está gozando con éxito de sus últimos minutos en la máxima competición doméstica, siendo la retirada una opción a considerar por él y sus allegados como su siguiente etapa a realizar dentro de su carrera, sin empañar todos los éxitos que ha obtenido con la “chamarra” vasca.
Volviendo al considerado club de sus amores a la edad de 31 años, el delantero firmó a razón de 2,5 millones de euros con los vascos, para así comenzar su época más dorada en el mundo del futbol, una que trajo 146 goles en 284 partidos jugados, obteniendo una fenomenal media de 0,5 goles por partido en una época donde los arietes no acostumbran a figurar en tan avanzada edad, alargando la carrera del mismo hasta llegar a cumplir casi los 40 años.
Además, llegar a ser subcampeón en la Copa del Rey, Europa League y miembro del once ideal ese mismo año gracias a sus 10 goles, lo pondrían en la mira de equipos de talla mayor los cuales rechazó por quedarse en España. Con ello, su ya conocidísimo campeonato en la Supercopa de España ante el Barcelona en el mismo 2015, significó para él y la afición un logro que atesorará para siempre como un gesto de confianza y fidelidad al club que le dio tantas emociones.
Hoy en día, el delantero sigue siendo uno de los nombres que figura en la nómina del club y que, junto con varios de otros experimentados del torneo, ofrecen esa experiencia y valor agregado que jóvenes futbolistas no son capaces de dar debido a la falta de tablas, que estos sí poseen tras una trayectoria impecable.