Según informaba ayer el diario El Mundo, España es el país que más se masturba de Europa. Se practica a primera hora de la mañana o en la complicidad de la noche, durante la ducha o en la habitación, en el coche y hasta en el trabajo. Aunque sigue siendo un tabú sobre todo en las mujeres, la masturbación solitaria o en pareja forma parte del abanico de placer de los españoles. Para ser más precisos: el 93% de hombres y mujeres en España lo han practicado alguna vez en su vida. Parece que las altas temperaturas del verano también calientan las sábanas, pues agosto es el mes preferido para tocarse (21%). Las razones son varias: lo hacen para relajarse, satisfacer las necesidades sexuales o simplemente para alcanzar el orgasmo.
Así lo demuestra el Barómetro de Autoplacer 2019 que fue realizado por Tenga, compañía dedicada a los juguetes eróticos, con una muestra de 10.000 hombres y mujeres de Alemania, Francia, España, Japón, China, Taiwán y Corea del Sur. Según el estudio, los españoles son los europeos que más se masturban, por encima de los ingleses (91%) y los franceses (89%).
Pero ¿a qué se debe? La sexóloga Diana Fernández Saro, miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología, (AEPS), señala que «el sentir placer es algo inherente al ser humano, no hay que buscar justificación, ni causa, el placer es válido en sí mismo. El placer nos conecta con la vida, con el bienestar, la autoestima, los afectos, además de favorecer la creatividad y la vinculación».
De hecho, el 72% de los españoles considera que la masturbación funciona como una terapia de bienestar y el 80% está de acuerdo en que tiene un efecto positivo en sus vidas, que mejora la salud, el estado de ánimo, los niveles de energía, de productividad y las relaciones sentimentales.
Al respecto Marina Castro, sexóloga y terapeuta de pareja de la Asociación Española de Especialistas en Sexología (AES) defiende la importancia de tocarse a sí mismo por el autonocimiento y el crecimiento erótico generado. «Igual que con otra persona podemos tener sexo, cuando nos masturbamos podemos hacerlo de dos maneras, ya sea como una actividad única para tener placer o para querernos, mimarnos y elevar nuestra autoestima. Tocarse también tiene un componente emocional en la persona», agrega.
Cuando de ellas se trata, prefieren masturbarse en solitario y usar la imaginación o la literatura erótica para llegar al clímax. Helena, madrileña de 32 años y cuenta su experiencia: «Tengo pareja y nuestro sexo es muy placentero, pero hay días en que me apetece estar a solas porque conozco mi cuerpo y sé que alcanzo el orgasmo fácilmente. Además, me viene muy bien para dormir».
Está claro que en los hombres, la masturbación forma parte de su conversación -y práctica- desde la adolescencia, pero en las mujeres aún no sale de las paredes de la habitación, aunque cada día son más las que se animan a explorar su cuerpo. Aún quedan centímetros de piel por descubrir…
La sexóloga Fernández Saro sostiene que «algunas mujeres no se masturban por miedos o prejuicios, o no saben cómo hacerlo». Para ello, aconseja dos cosas: acudir a algún taller sobre sexualidad femenina o pedir apoyo profesional.
En líneas generales, los hombres y mujeres que se masturban al menos una vez por semana, dicen sentirse más seguros y satisfechos con su vida sexual.
Cuando les preguntaron a los cuestionados por la regularidad de su onanismo, el 78% de los españoles reconocieron hacerlo varias veces al mes y más de la mitad, como mínimo, una vez a la semana. Las horas preferidas son vespertinas, entre las 19:30 y las 23:30.
Los expertos coinciden en que es esta práctica complementaria del placer debe verse como algo natural, de hecho en el caso de ellas, la sexóloga Castro, señala que «las mujeres que se masturban tienen relaciones sexuales más placenteras, porque la masturbación no es un sustituto sino un aliciente para la sexualidad». Sin embargo advierte que «si dejas de hacer cosas que te apetecen por masturbarte, sí empieza a ser un problema».
Por último pero no menos importante, Fernández Saro concluye: «Masturbarse no es algo que haya que ocultar, si bien es una cuestión íntima. Esto no implica que exista una obligación de compartir las experiencias personales. Masturbarse no es ser infiel, no resta capacidades ni potencial erótico. Al contrario, suma y facilita para el encuentro con el otro».