El verano es, para muchos, periodo de bienestar, tranquilidad y desconexión de la rutina.
Pero, el sol, el calor y el cambio de actividades propios de esta época pueden influir negativamente sobre nuestros hábitos y, en consecuencia, sobre nuestro cuerpo. Para evitarlo debemos tener en cuenta algunos hábitos que harán que disfrutemos más del verano, cuidando nuestra imagen y, sobre todo, nuestra salud.
Las comidas fuera de casa no tienen por qué comprometer una alimentación saludable. Siempre existen buenas opciones en los distintos establecimientos y destinos. Conviene planificar el menú completo para poder combinar los alimentos de forma acertada, de manera que una comida completa lleve, además de verduras o ensaladas, alguna fuente proteica y de grasa saludable.
Además, aunque el calor y el cambio de rutina hagan que muchas veces durante el verano nos olvidemos de alimentos básicos como legumbres, verduras o pescados, existen formas diferentes de cocinar estos alimentos, en forma de ensaladas de legumbre, cremas frías de verdura, o creativas recetas de pescados. Así, tenemos la opción de probar recetas nuevas y veraniegas, sin comprometer el equilibrio de nutrientes de una dieta saludable.
Otro factor importante a tener en cuenta es la exposición solar. La piel está continuamente expuesta a los rayos UVA y debemos tomar precauciones. Esta protección no depende solo del uso de cremas solares, sino también de una alimentación equilibrada y rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, con una adecuada presencia de los poliinsaturados, que haga que nuestra piel sea más resistente.
Por último, no debemos olvidar la hidratación.La mejor forma de hidratarnos es el agua, por ello conviene beberla sin esperar a tener sed. Los helados y refrescos azucarados que aportan grasas trans y azúcares no son alternativas al agua. No hidratan ni contribuyen a una dieta equilibrada y saludable.