La farmacéutica AstraZeneca ha suspendido las pruebas de su vacuna contra la COVID-19, que estaba siendo conjuntamente desarrollada con la Universidad de Oxford, debido a que uno de los voluntarios ha sufrido «una enfermedad inesperada».
La portavoz de la empresa, Michelle Meixel, ha comunicado que la acción es «rutinaria» en este tipo de investigaciones y que la dolencia no implica necesariamente que la responsable sea la vacuna.
Lo ocurrido afecta a una de las tres investigaciones de vacunas que están más desarrolladas.