El informe climático de la ONU conocido este lunes que establece la responsabilidad «inequívoca» de la humanidad en la crisis climática es una alerta roja, hasta ahora casi ignorada por los países. El efecto sumado de los planes preparados por los estados de cara a la Cumbre del Clima de noviembre para atajar el calentamiento de la Tierra se queda corto y producirá prácticamente el doble de emisiones de gases invernadero (GEI) de lo permisible para limitar la temperatura extra a 1,5 ºC, como marca el Acuerdo de París. «El mundo escucha, pero no ha actuado lo suficiente», ha resumido la secretaria ejecutiva de ONU-Medio Ambiente, Inger Andersen.
Los países y partes que han firmado el acuerdo de 2015 para atajar el cambio climático se comprometieron a hacer lo necesario para que la Tierra no se recaliente más allá de los umbrales considerados de seguridad: 1,5 ºC y, en todo caso, siempre por debajo de 2ºC. Desde 1850-1900 la temperatura del planeta ha subido ya 1,1 ºC (se ha gastado el 75% del presupuesto térmico). Los cálculos físicos marcaron que el recorte de gases para 2030 debía ser de, al menos, un 45% respecto a los de 2010. Para 2020, estos países tenían que presentar –según el Acuerdo– sus «contribuciones» para conseguir ese objetivo. La COVID-19 se llevó los planes a 2021. Las revisiones de organizaciones como la ONU o Climate Action Tracker sobre los informes presentados ilustran un desfase abultado.