Por IÑAKI GARRALDA
Podía ser el título de un libro o el de una película. De hecho hay un largometraje en el que la última escena es un primer plano del protagonista llorando. Una magnifica película llamada “Call me by your name”
Este texto se refiere a una actividad menos artística, pero igual de emotiva. El deporte, concretamente el fútbol y más detalladamente a un jugador, el capitán de mi equipo.
Cuando le vi debutar, le mandé un whatsapp a un amigo mío. El texto decía “este chaval nos devolverá la gloria” 5 años después pienso que me quedé corto.
Este jugador con cada actuación, gesto, declaración, carrera, centro, gol, falta y cualquier lance que os imaginéis nos ha devuelto la dignidad. El respeto y cariño a un trabajo, a un escudo, a un equipo, a una afición. Un jugador brillante, sí, sobresaliente. Un líder que no pretende serlo, simplemente lo es. Un líder que no necesita gritar, fingir, trampear. Es auténtico, humilde, talentoso, capaz de atraer y emocionar a cualquiera. Y eso se llama carisma. Un jugador que está llamado a ser el mejor jugador de la historia de mi equipo. Sé lo que digo. Y también sé que en mi equipo ha habido auténticas leyendas, que les vi jugar y fueron los ídolos de mi infancia.
Cuando en enero de 2021 vi como lloraba tras ser eliminados en la semifinal de la Supercopa de España, en la tanda de penaltis, sabía que esas lágrimas plenas de rabia y de dignidad se convertirían en alegría inmensa 3 meses después en la final de copa, como así fue. Y tuvo que ser él, el que nos dio el gol de la gloria.
Hace una semana nos volvió a deleitar y a dar la victoria con otro gol, igual menos “trascendental” menos “importante” ya que era el segundo partido de liga. Aún así, me emocionó más que cualquier otro, igual por la celebración que realizó, plena de verdad y de empatía con su afición, o por el mensaje que me envió mi hija mayor desde el estadio “Que suerte tengo de poder estar viendo este primer partido después de la pandemia, y de tener a un equipo tan especial como La Real junto con la afición. Qué emoción”
En cualquier caso sirvan estas palabras para ensalzar y prestigiar a nuestro capitán, Mikel Oyarzabal. “Call me by his name”